Obsidian Afterwork, espacio polivalente.

  Me lo sugirió Celiaquitos.com, y dejé Da Nicola para otra ocasión, y no me arrepiento.    Interesante propuesta la de Alfonso, celiaco de nacimiento, que abandona enseguida la cocina para conocer a quien pide un menú celiaco.  Se le nota feliz, entusiasmado con su proyecto, con ganas de que comas a gusto, te invita a que recorras el local.  Espacio diáfano, amplio, minimalista en blanco, muy elegante, con acceso para minusválidos (rampa y máquina elevadora).  Tres espacios: barra-gastrobar, y un par de mesitas para dos con botella de champán insinuante; por otra rampa se accede a un espacio para relax, donde tumbarse a comer o tomar una copa; y un comedor en la planta baja con menú del día asequible (no recuerdo, 10-12 euros).  El local o alguno de sus espacios puede reservarse para grupos, de hecho por allí andaban de la ACM para organizar una fiesta en breve.  Limousina para caprichosos o sorpresas.

   En la carta figuran más de la mitad de los platos aptos para celiacos, bien señalizados.  Son tapas elaboradas, wok, menús y postres.
   Como estoy en interwork, como de pie en la barra y opto por un combinado de tapas y bebidas a elegir, de precio cerrado, 16 euros:

-Ensalada de salmón ahumado, con lechuga y vinagreta de miel y mostaza.  Abundante y muy sabrosa.

-Pulpo a la gallega vertical.  2 rodajas grandes de pulpo y sus patatas, con abudante pimentón y aceite.  Buena textura.  Diferente temperatura pulpo-patatas, ¿microondas?  Bien.

-Solomillo ibérico con cebolla confitada al vino tinto.  Contundente, rico.  Me la cargó con mucha cebolla, mejor, porque la envió primero a una celiaca que andaba recostada en la zona de relax.  El pan, rico.

-Mini-hamburguesa de salmón al vodka.  Minúscula, muy buena.


-2 Coca-Colas  Zero.  Bien frías.  Vaso normal.  Desconozco si las bebidas incluyen vino y cerveza.  Tienen Ambar pero no les quedaba.

      A favor:
     Me gustó y comí bien para un intermedio de tapitas ricas.  Diseño espectacular.  Trato muy amable, personalizado.  Convenio con ACM, andaban organizando algo grande.  Poco ambiente en la barra, por ahora, pero los que estaban se fueron encantados.  Yo no lo llamaría comida de autor, sino simplemente tapas bien hechas.  Lo digo porque hay discrepancias de opiniones en la web El Tenedor, normales en propuestas de este tipo.  No lo veo caro para ser Madrid, y si encima le añadimos la oferta de eltenedor.es, a mitad de precio reservando, imbatible.  Del comedor inferior venía mucha gente de tomar el menú del día, lo cual es buena señal también.

     Alfonoso me muestra la amplia gama de rones, ginebras, vodkas...  y me indica que podemos tomar todas las marcas de Ron, de ginebra solo la G-Vine (etiqueta verde) al ser de uva, y de vodas las marcas Ciroc y Karlsson, a base de patata.  Sabía lo del ron, pero desconocía esto último, está bien saberlo.  Está claro que este local hay que verlo también de noche.

     Música ambient, en su punto.

     Cosas a mejorar: 
-La carta es un tríptico grande, plastificado, que pronto estará grasoso y retorcido, y sinceramente desentona con el conjunto.  Lo ideal sería una amplia pizarra o cristal en la barra principal, para escribir a mano, y compaginarlo con menús en tabletas para el resto del local.

-Me dio la impresión de que la formación del personal no es homogénea, me refiero a la formación hostelera general, no específicamente celiaca.

-Los vinos.  Hay botellas de champagne famosas por doquier pero no veo carta de vinos.  Lo ideal sería vinos por copa, cambiantes, en pizarra colgada en la pared.  Veo varios Somontano, bodega Pirineos, muy bien, recomenable.  No llego a ver los blancos, en enfriador.  Un tinto separado, como en un pedestal, de la uva Mencía, Cuatro Pasos, con etiqueta de diseño y macro-bodega, una mala introducción para acercarse desde Madrid a la uva mencía, tosco y áspero.  Existen alternativas artesanas, más ricas y baratas.


Hay que volver.

Obsidian Afterwork.  C/.  Pintor Juan Gris n. 5.  Madrid.  Zona de Cuzco.
obsidianmadrid.com


Cuatro clientes marcharon porque no les gustaba ni el mobiliario ni las bebidas, Alfonso.

La naranja mecánica.  Stanley Kubrick, 1971.